En los últimos dieciocho años la sociedad nicaragüense ha experimentado importantes cambios que han servido, en algunos casos, para avanzar hacia una senda de desarrollo que mejore de manera efectiva el bienestar de todos y todas, y en otros, para retroceder, vistos los procesos tortuosos por los que ha pasado en el ámbito político, económico y social.
A inicios de los noventa, como resultado de un proceso que condujo al derrocamiento de la dictadura establecida a inicios de los años cuarenta, cambió el régimen político que se había establecido en el país. Esto significó, entre otras cosas, un cambio en la forma de ver y conducir la nación y truncó el proceso de transformaciones que el gobierno de izquierda establecido en la década de los ochenta, venía imponiendo. Los nuevos gobernantes con ideas liberales en lo político, económico y social, muy pronto iniciaron sendos procesos de reforma que prácticamente dieron al traste con casi todo lo actuado por el liderazgo político establecido en los ochenta. En lo social, y al amparo de las decisiones de política económica que se ejecutaron, avaladas por los organismos financieros internacionales, la mayor parte de la población empezó a resentir los cambios, que hasta hoy en día tienen su expresión objetiva en altos niveles de pobreza que aún prevalecen en grandes sectores de la sociedad, principalmente en las áreas rurales.