El éxito empresarial es sinónimo de competitividad y es una medida de la capacidad inmediata y futura de las empresas para diseñar, producir y vender bienes cuyos atributos logren formar un paquete más atractivo que el de productos similares ofrecidos por los competidores: el juez final es el mercado (European Management Forum, 1980). En nuestro caso mediremos el éxito por algunos elementos empresariales, familiares y personales: crecimiento del negocio, capacidad de pago de sus préstamos, mejoría en el nivel de vida de su familia y sueños y metas de crecimiento personal.
En este artículo se relata la experiencia de la Señora Isabel de Jesús Espinosa, emprendedora habitante de la zona de Chinandega, Nicaragua con respecto a sus vivencias como emprendedora.