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Cuando conocí, el 24 de marzo, al ahora cardenal Danielou era solamente el Padre Danielou. Había llegado ese día a Madrid para pronunciar una conferencia en el Instituto Francés. Su presencia despertó curiosidad, interés, más aún: simpatía. Quienes le habían conocido con anterioridad y habían seguido de cerca su actividad de teólogo, le recordaban a la vanguardia de un movimiento renovador de la teología tradicional durante los años del pontificado de Pío XII. Pero me añaden inmediatamente que ahora el Padre Danielou está muy a la derecha, en una posición conservadora, como indicando con ello que ha renunciado a la lucha. Quines se dirigen a él le llaman todavía “Mon Pérez”. Cuatro días más tarde es ya el cardenal Danielou, La prensa comenta así su designación: “Su nombramiento es el más llamativo entre los de este consistorio… Hombre en punta en los años de Pio XII, se ha replegado posteriormente a líneas más conservadores, siempre desde una gran lucidez de su agudísima inteligencia”. De nuevo aparece la preocupación por la línea conservadora del Padre Danielou, como una decepción entre sus admiradores.
