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“Ahora se sabe: Los genocidios hitleriano se han hecho con la complicidad pasiva de los aliados. Sin embargo, la pasividad de las democracias y de la Unión Soviética –sus negativas a bombardear las vías férreas que conducían a los campos de concentración o de ayudar a las revueltas de los sub hombres- tenía al menos esta sombra de justificación: Era una guerra mundial y era una guerra total. Hoy, casi todas las naciones en paz, miembros de la ONU, algunas de las cuales revientan de riquezas, no son solamente cómplices por defecto del suplico pasado, sino también del suplicio futuro de las poblaciones biafreñas. Esas naciones han rechazado conscientemente todo procedimiento que hubiera permitido salvar etnias por las que tememos ya que hayamos de llevar luto. Esas naciones han tolerado que, para vencerlas, se procediese lentamente mediante el hambre y la enfermedad: Que la Gran Bretaña seudolaborista y la unión soviética seudosocialista rivalizasen en dar el personal más eficaz y las armas más mortíferas para que los asesinos pudiesen operar en las mejores condiciones. El fuego, las privaciones, el asesinato puro y simple, las mutilaciones, los bombardeos de hospitales y de mercados, un cordón sanitario casi perfecto, nada ha fallado. Y eso con la comprobación de casi todos los Estados africanos, de los Estados árabes, de los Estados del tercer mundo, de los Estados socialistas, democráticos, fascistas u otros. Y del secretario general U. Thant, que ha dado su bendición mortal a la gran causa de la unidad del Petróleo de Nigeria.