La campaña para el control de la natalidad se ha extendido al mundo entero y con mayor intensidad a los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Es, ciertamente, normal que el hombre controle y racionalice todas sus actividades humanas. Pero el miedo hoy a la explosión demográfica parece estarse convirtiendo en pánico: de ahí que la campaña controladora de la natalidad se haya lanzado con el entusiasmo y el fanatismo de una cruzada liberadora de los males de la humanidad. Tanto entusiasmo, tanto interés, tanta presión por parte de las Organizaciones Internacionales, que condicionan incluso sus ayudas económicas a la implantación de dicho control, hace sospechar, sin embargo, al pensador desapasionado, que no es válido todo lo que se pregona en las propagandas controlistas.
En este artículo vamos a hacer algunas reflexiones sobre la necesidad del control de natalidad a escala mundial. No vamos a fijarnos en concreto en los problemas particulares de algún país especial -pongamos El Salvador en nuestra América Latina- ni mucho menos en la problemática que pueda presentar una familia concreta. Los problemas particulares necesitan un estudio particular. Pero la campaña de Control de Natalidad tiene un volumen mundial y se presenta como una necesidad urgente de la humanidad contemporánea. En esta amplitud planteamos nuestras reflexiones.