La educación es y será siempre, como el hombre una tarea inacabada que requiere la constante evaluación de sus resultados y la incesante actualización de sus métodos con las exigencias de los tiempos.
Educar es obra del hombre y para el hombre, siendo este el sujeto y el objeto de esa ardua tarea que denominamos educación.
Pero el hombre como ser histórico. Como ser que va-siendo y va haciéndose, como proyecto inacabado con espíritu de futuro, ha entretejido una historia cultural y social dentro de cuyas páginas va repitiéndose siempre la palabra viva “educación”.