Mucho antes que Alejo Carpentier se comprometiera con la literatura política, “Das Kapital”, 1867, y con la literatura esteticista, el “Ulises” de James Joyce, 1922, aquí en Nicaragua, Erick Blandón Guevara, ya se había comprometido políticamente con el oprimido y estéticamente con el poeta. Dos formas insurreccionales; Insurrección Multitudinaria (1927 – 197…); y con la Insurrección Solitaria (1953 – 1973) y en ambas posiciones con buen suceso, convirtiéndose en el secretario permanente de los gremios universitarios y en magnífico relator de las cosas cotidianas de su pueblo, Matagalpa.
Su aire no contamina y antes que veleta es aspa de molino, asta que se alza, lanza que se inclina. Hiere como por descuido por lo que la sátira es su mejor forma combativa. Por eso su figura tienen mucho de quijotesca, descarnada no teme al ridículo y para denunciar las flaquezas propias y ajenas sube al escenario y habla en todas las lenguas, en la de Lorca, Moliére, Brecht, O´neil, Aristófanes. Por lo tanto –hipócrita lector- si a Erick Blandón Guevara lo encuentras sudoroso en un pasillo, una de dos o va al mitin o del escenario baja. Si lo encuentras bajo la luna, no le temas, que esa noche una cita de amor con la musa ha tenido.