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Rubén Darío nos habló de algunas estrellas y de ciertas constelaciones. Era de esperarlo como lector que fue de Homero, de Virgilio, de Ovidio y de otros muchos autores antiguos que no olvidaron cantar al bello dombo del cielo, citando a las estrellas con sus propios nombres y a las constelaciones en relación con su significado mitológico.
Rubén no conoció amigo astrónomo alguno que le mostrase en el firmamento los asterismos que él cantaba. Posiblemente su astronomía se limitó a ciertas constelaciones que como El Arado, las Siete Cabritas y Los Ojitos de Santa Lucía, son las que más fácilmente identifica el pueblo nicaragüense; constelaciones familiares que se aprenden a conocer desde la infancia. Sin embargo Darío no las menciona con tales nombres sino con los que tienen en la Mitología, muchos de cuyos personajes están representados en el cielo. De ahí que el poeta nos hable con acertada propiedad de estas agrupaciones estelares.