El 8 de noviembre de 1855 fue fusilado el general Ponciano Corral, quien había sucedido a Don Fruto Chamorro como comandante en jefe de las fuerzas militares del partido legitimista o conservador, y después de este acontecimiento los demás caudillos de dicho partido se dispersaron. Nicaragua quedó sometida a William Walker, el aventurero extranjero traído por el partido liberal, también llamado democrático.
La guerra civil que asolaba Nicaragua desde 1854 había agotado los recursos del rico y privilegiado sueldo del país, y hasta los legitimistas se hubieran resignado a la dominación de William Walker, si el hubiera garantizado la vida y la propiedad. Pero se dedicó a sembrar el terror, provocando la emigración a los países vecinos, que, precisamente gracias a las denuncias de los emigrados, conocieron las primeras advertencias acerca del peligro que corría América Central y los pedidos de auxilio para destruir al filibusterismo en su origen.