La educación en la dinámica del cambio que se presenta como el factor inherente a todo proceso social, tiene sus propias raíces y características. <br/> La mirada tradicional de visualizar a la educación desde los Ministerios de Educación, está siendo sustituida o al menos completada desde la mirada de la sociedad civil. La burocracia tradicional está dando lugar a la participación personal y colectiva lo mismo que la enseñanza al aprendizaje. <br/> Este pequeño vuelco de campana (centralización, participación, aprendizaje compartido) está desafiando a todo el andamiaje del sistema educativo de un país. Este cambio no se realiza con decisiones o normas que pretenden sustentar y legitimar el cambio. Asi lo confirman por ejemplo el modelo de la autonomía escolar nicaragüense y la Ley de Participación Educativa. <br/> Los procesos sociales son en el fondo procesos culturales, es decir, activan, alteran y reorientan los modos de pensar y hacer educación. Esto supone que la acción educativa de la sociedad civil penetra en el quehacer educativo y que éste transforma el rol de la sociedad civil en su relación con el sistema y la escuela. Es necesario por tanto analizar lo que acontece en el sistema educativo para que la sociedad civil incida en él y lo que acontece en la sociedad civil para influir y jugar su nuevo rol en el sistema educativo nacional. Se trata de una interacción de ida y vuelta. <br/> La sistematización de las experiencias centradas en las mesas municipales de educación de Estelí, Ocotal y Somoto evidencian la incidencia de la Sociedad Civil al compartir activamente con el Ministerio de Educación y las Alcaldías, la ampliación de la cobertura escolar, el mejoramiento de las condiciones de aprendizaje de los estudiantes y el afianzamiento de la pertinencia de la educación en un contexto socio-económico y cultural determinado