Como es sabido, la participación de los ciudadanos es uno de los ejes fundamentales de cualquier sistema político basado en la libertad, por ello, se da al ciudadano la oportunidad de conocer de la gestión estatal, desechando, de esa manera, la idea de que sólo determinados individuos deban controlar dicha gestión y que los demás sectores de la sociedad deben limitarse a realizar sus labores. Esta idea que prevaleció antes de la revolución francesa ha sido totalmente superada gracias a la idea de que todos los hombres nacen iguales, y que por lo tanto son iguales ante la ley (principio reconocido en el arto. 27 de la Constitución). De tal forma que los “asuntos públicos• dejan de reservarse únicamente a las clases burocráticas, representantes de las clases dominantes, para ser dirigidos y ponerse al servicio de la sociedad en su conjunto. De manera, que el hombre adquiere la condición de ciudadano, porque participa en las cuestiones que afectan al gobierno de su comunidad.