Description
El inicio de actividades de la banca privada en Nicaragua a partir de 1991 ha traído consigo profundos cambios estructurales en el sistema bancario nacional. Las nuevas entidades privadas han adquirido un mayor peso en la posesión de activos bancarios, activos crediticios y recursos captados del público en forma de depósitos, mientras ha disminuido el grado de concentración de los mismos en un reducido número de entidades. Sin embargo, estas reformas no han bastado para desarrollar un sistema bancario competitivo ni intramuros, por cuanto el usuario de los servicios bancarios no percibe una mayor accesibilidad a tales instituciones, ni extramuros, por las debilidades estructurales de las que adolece el sistema y que provoca en las entidades bancarias un disimulado temor y manifiesto recelo ante la entrada de nuevos bancos extranjeros.