El trabajo describe la marginación y la pobreza de un sector de la sociedad colombiana en El Coronel no tiene quien le escriba, la célebre novela de Gabriel García Márquez. Mientras el Coronel espera la llegada de la carta, su hijo Agustín, ha muerto por sus actividades revolucionarias. Él y su mujer enferma viven en una casa hipotecada y comen de las migajas que le sobran al gallo. El grado de injusticia y violencia política que se respira en el ambiente aumentan la crisis económica del Coronel y generan en él una resistencia pasiva que recobra cuando se niega a vender el gallo y decide esperar la fecha de la pelea.