En este artículo, Segundo Montes defiende la tesis siguiente: en los países subdesarrollados como El Salvador, el armamentismo consume los recursos vitales e imprescindibles para la vida y los asigna a la muerte violenta o a la muerte por hambre. Más aún, el hambre ha sido utilizada como arma de guerra en contra de las mayorías populares. La enorme cantidad de datos de toda clase que Montes proporciona a lo largo de su artículo confirma la tesis planteada y lleva a concluir que el armamentismo y el alto costo de la guerra detienen e impiden el desarrollo y han llevado el nivel de vida del pueblo a unos niveles superados años atrás. La guerra no sólo implica la muerte y la destrucción, sino que también se agrava por el hambre generalizada y ya crónica por sí misma. La masiva ayuda norteamericana, indica el autor, no pretende detener ni reparar el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías, a éstas solamente les dan unas migajas del banquete.