La estructura de una sociedad, a pesar de ser tan real y consistente, es mucho más compleja que las categorías analíticas y se resiste a ser encasillada. Los dos elementos del análisis de clases, el objetivo y el subjetivo, de hecho son difíciles de medir y cuantificar en una sociedad como la salvadoreña. El autor intenta acercarse a esa realidad estructural con otra metodología para detectar ambas dimensiones, ya sea por la participación en los beneficios sociales para cada uno de los «estratos» ya sea por la participación política de sus integrantes. Las conclusiones a las que llega, si bien no son las de un estricto análisis de clases, no se alejan mucho de las mismas en cuanto a su contenido. El artículo está fundamentado principalmente con los dos estudios del mismo autor, uno sobre estratificación social y el otro sobre el campesinado salvadoreño.