A lo largo de los años, China se ha presentado al mundo como un modelo en materia de desarrollo y crecimiento. Esto, sin embargo, no ha sido siempre de la misma forma. China debió pasar por un proceso de reformas y transformaciones que buscaron, de forma progresiva, romper con una estructura cerrada que había caracterizado históricamente al país. Los cruces ideológicos han sido varios y han tenido sus consecuencias no solo a nivel nacional, sino que en las relaciones con el resto del mundo.
A nivel internacional, la aparición de grandes países con capacidades productivas diversas ha llevado a la deslocalización de procesos de fabricación para aprovechar las ventajas. Al mismo tiempo que esta situación incrementó, también lo hizo la dependencia con los países clave de las CGV, pero principalmente con China. La aparición del COVID-19 cambió completamente el panorama internacional. Entre las repercusiones directas que pueden observarse en los primeros meses, se encontró el confinamiento adoptado por la mayoría de los países. Al mismo tiempo, tuvieron lugar la prohibición de actividades productivas, el cierre de fronteras y la restricción a la libre circulación en las ciudades. El debate entre medidas proteccionistas y de cooperación ha primado en el relacionamiento económico y comercial y será el punto de encuentro de cara a la recuperación de los países.
Aunque aún no se conoce el desenlace de la pandemia y los resultados finales permanecen inciertos, el gigante asiático se presenta como sobreviviente clave en una situación de inestabilidad global, donde la recuperación gradual del mundo va a depender de aquellos que mejor hayan manejado las consecuencias de la crisis. No obstante, no se debe perder de vista que, en la interdependencia generada por los países, hasta las mayores potencias del mundo precisan de socios estables y prósperos. En este entramado de consecuencias, se encuentra el rol fundamental de China dentro de la región asiática y cómo la salida adelante de sus principales potencias contribuirá tanto a la recuperación china, como de la zona misma. Asimismo, cabe recordar que en el contexto previo a la aparición del COVID-19, China se encontraba en medio de una disputa comercial con Estados Unidos. La crisis se presenta como interrogante entre: un aumento de tensiones o una posible cercanía a través de un acuerdo ambicioso que tiene pocas posibilidades de lograr su cometido.