La reflexión agustiniana acerca de la belleza brinda elementos fundamentales para una comprensión de la estética. En el diálogo De ordine, Agustín se ocupa del problema de la belleza desde una perspectiva fenomenológica –dado que el orden y la belleza se manifiestan en todas las esferas de la creación– y da paso luego a una consideración ontoteológica en la que el ser se identifica con el valor en su triple determinación de bello, bueno y verdadero. Ocuparse de la cuestión de la belleza en Agustín permite establecer vínculos entre diversos ámbitos de la filosofía y abrir el diálogo entre las aproximaciones estéticas pre-modernas y las contemporáneas.