dc.description.abstract | Este texto presenta tres dramaturgias para teatro de títeres o figuras, que quizá podríamos
encontrar individualmente en muy distintos anaqueles de una librería. El primero, El círculo
de tiza en la mesa, es un musical épico basado en Der kaukasische Kreidekreis de Bertolt
Brecht; el segundo, un guión cinematográfico de cortometraje inspirado en la vida y obra de
Frida Kahlo titulado La última y nos vamos, que es una ficción histórica; y el tercero, una
partitura de acción para solista, que habla del desamor, la codependencia y la reconstrucción
personal, con el nombre de C0RR30 P05T4L, o de cómo la flecha del tiempo nunca avanza
hacia atrás.
¿En dónde está la similitud, entonces? En que son dramas literarios y espectaculares
pensados para ejecutarse con muñecos (o títeres o marionetas, son lo mismo), y que por su
diversidad técnica y temática muestran el gran abanico de posibilidades de este género
escénico, muchas veces vilipendiado por pensarse que es infantilista y condescendiente. Pero
es todo lo contrario: públicos y creadores podemos maravillarnos al constatar que sus mejores
expresiones se han creado pensando en los adultos. Cabe aquí un comentario sobre el
contexto en el que me encuentro, que es el de las artes escénicas mexicanas, donde los títeres
están subordinados, bastante por detrás, al teatro de actores, y donde el arte del títere no
cuenta con las escuelas formales, investigación y propuestas que encontraríamos, por
ejemplo, en Argentina.
La plástica y estéticas que podemos encontrar en las figuras animadas
contemporáneas es interminable, mientras que un contenido interesante y respetuoso de la
inteligencia de los públicos, es indispensable para enamorar a los espectadores y fidelizarlos.
Esa es la intención de este proyecto: mostrar tres textos dramáticos para títere
contemporáneo, con una breve introducción teórica que no pretende abarcar ni la historia del
títere (sería un cuento de nunca acabar, entre técnicas y lugares del mundo), ni la construcción
de los mismos (porque hay estupendos constructores y talleres), ni insistir en el títere
histórico (existen numerosos libros sobre el tema), sino apostar a lo contemporáneo, a las
nuevas formas de ostensión.
Mis historias no traen cochinitos o lobos, mas no los menosprecio; simplemente hablo
de universos más cercanos a mí. Pero si retomara las historias de los Grimm o Hans Christian
Andersen, buscaría la manera más sorprendente para contarlas. Me confieso influenciada por
creadores europeos cuyas improntas rastreo hasta Edward Gordon Craig y Tadeusz Kantor,
además de entusiasmarme el posdrama, la multimedia y otras tecnologías. Mi compañía
teatral se caracteriza por presentar actores junto con títeres, lo que requiere de ciertos
parámetros en la construcción de la ficción, y mezclas en cuanto al modo de operación de los
titiriteros-actores. Esas reflexiones son las que pongo en la mesa: elementos que determinan
las dramaturgias titeriles. Y si bien no son una receta, espero aporten elementos que el creador
o demiurgo ha de considerar cuando escribe un texto para teatro de figuras. | spa |