El textil artesanal elaborado en telar de pedal representa una parte esencial en el mestizaje y la época colonial de lo que conocemos hoy como México; significó un cambio importante en la producción de textiles que pasaron de hacerse en telar de cintura al telar de pedal a la llegada de los españoles. Actualmente esta técnica tiene un punto de quiebre en la producción y esto se debe principalmente a que las nuevas generaciones se ven poco interesadas en aprender a tejer y experimentar con nuevos materiales y diseños para cubrir las nuevas demandas del mercado.
A pesar de la amplia gama de posibilidades y versatilidad que ofrece esta técnica aún se encuentra entre el limbo de una producción industrial y una artesanal. En ocasiones es menospreciado por el antepasado colonial que tiene. A pesar de esto México cuenta con muchas de las técnicas más desarrolladas y este instrumento de tejido se encuentra a lo largo y ancho del país. En cada lugar en el que se encuentre se puede notar el sello propio que los artesanos de cada región le han otorgado.
La pérdida de esta técnica implica una pérdida de cultura al tomar este ejemplo de mestizaje y convergencia. El cambio y la brecha generacional cada vez es más notoria, incluso hablando de padres a hijos. Es precisamente ésta una de las causas por las que los artesanos no ven en las generaciones posteriores un interés en aprender la técnica y la continuación de un trabajo que existe desde sus antecesores. Pocas son las familias que continúan con el negocio del telar de pedal y de estas familias, pocos son los jóvenes que se muestran interesados en hacer de este arte un medio de sustento y de vida.
Sobre todo en el barrio de Xochimilco en la Ciudad de Oaxaca, que es de donde provienen los textiles utilizados en este trabajo, los pocos talleres u obrajes que aún quedan se están viendo en el gran problema de no contar con mano de obra para realizar pedidos y encargos de clientes. La técnica de esta zona de la ciudad va más hacia los productos utilitarios y a lo que algunos podrían llamar como “maquila” de tela.
Esto es porque se dedican en su mayoría a la elaboración de mantelería y blancos, al contrario de lo que producen en otros lugares del mismo estado como Teotitlán del Valle o Mitla que se considera más como un arte textil y por lo mismo es valorado y pagado del mismo modo.
El creciente desinterés por las nuevas generaciones tiene mucho o todo que ver con un proceso industrialización que conlleva a una desvalorización de los mismos artesanos a su trabajo. No lo ven como una oportunidad de trabajo como muchos de sus padres o abuelos. Para las nuevas generaciones es mucho más complicado valorar el trabajo artesanal, sin embargo cuentan con la gran ventaja de buscar mayor experimentación y hasta cierto punto su bagaje cultural es más amplio y con menos límites para arriesgarse a nuevas cosas.
Al conocer más sobre los diferentes movimientos en diseño que se están viviendo alrededor del mundo y las tendencias que se inclinan hacia un diseño mucho más sustentable y orgánico. Sin embargo, como diseñadores textiles nos encontramos ante una situación poco analizada que se da en uno de nuestros campos de ejecución profesional que es el diseño de interiores y superficies, claro está, utilizando el textil como material principal. Esta situación es que prácticamente los textiles no se encuentran en un espacio arquitectónico formando parte de él, sino más bien ambientándolo y decorándolo de forma temporal.