Los modelos de desarrollo, experimentados por los países del Sur, después de la Revolución Industrial y
Cultural del siglo pasado, muestran que el futuro sigue marcado por una lucha económicamente destructiva
entre los países poderosos, por el agravamiento de la situación de minorías étnicas o religiosas excluidas
y un creciente agotamiento de los recursos naturales y deterioro del medio ambiente. Aún estamos
muy lejos de la construcción de un desarrollo humano incluyente, con paz, libertad, justicia y dignidad.
El resultado de estas experiencias de desarrollo ha sido la exclusión de las minorías en los países altamente
industrializados y de las mayorías en los países pobres del Sur. Todo esto resulta evidente con la
instrumentación de estrategias como, por ejemplo, el Plan Puebla Panamá.