La esclavitud y todas las formas de explotación se han presentado en la historia de la humanidad
de muy diversas maneras; bajo criterios de legalidad o ilegalidad con los que las sociedades han sido
partícipes y las estructuras estatales han lidiado.
La trata y tráico de personas es una problemática compleja del mundo contemporáneo. Es la
expresión de múltiples factores y causales que se presentan en nuestras sociedades modernas y que
evolucionan a un ritmo vertiginoso al compás del mercado y de las nuevas tecnologías. Sin embargo,
y no con la velocidad suiciente, los instrumentos de derechos humanos y las luchas reivindicativas de
los movimientos sociales y los sectores desprotegidos por los Estados, intentan ser un contra-vértigo,
con el cual combatir todas las formas de explotación y construir sociedades equitativas, igualitarias y
respetuosas de las individualidades y de los colectivos. Estas expresiones, que se contraponen a la cultura
del consumo desmedido, del mercado desmesurado y de la dilapidación de recursos ambientales,
tienen en su centro el reconocimiento de los derechos humanos y los dilemas éticos que plantean las
diversas situaciones de explotación en las que se encuentran las personas, así como el reconocimiento
de que la complejidad de los problemas actuales requiere de acciones múltiples, llevadas a cabo en
múltiples direcciones y con la concurrencia de la agencia de múltiples actores.