dc.description.abstract | Ante la creciente vulnerabilidad del planeta que habitamos, ¿cómo generar
cambios en nuestras formas de vida y de consumo que contribuyan a
enfrentar las grandes paradojas de nuestro tiempo que han creado la actual
crisis ambiental?, ¿cómo cuestionar los modelos de desarrollo que la han
creado y los paradigmas que sustentan tales modelos?
En un mundo en el que crece la tensión y las asimetrías entre los “globalizadores”
y los “globalizados” (Novo, 2011), el Norte y el Sur, el campo
y la ciudad, la civilidad y la barbarie, la certidumbre y la incertidumbre, la
racionalidad y la irracionalidad, la esperanza y la desesperanza, una educación
ambiental comprometida con su momento histórico, que mira hacia la
sustentabilidad del planeta, enfrenta el reto de explorar nuevas vías de relexión
y de acción, mediante enfoques y estrategias novedosas, más lexibles
y participativas, que más allá de las típicas e ineicaces prácticas informativas y
directivas de las últimas décadas, posibilite la construcción personal y colectiva,
de nuevas formas de percibir, valorar y actuar en el entorno (Villanueva, 2011).
Desde esta concepción de la educación ambiental, podemos pensar en el
proceso de construcción de la sustentabilidad, a través de una ética de responsabilidad
hacia la vida que genere nuevas posibilidades sustentables de
apropiación y transformación de la naturaleza (Lef, 2011), lo que implica
que los ciudadanos asumamos un papel activo como agentes de un cambio que
transforme la actitud individualista y acrítica, en una postura abierta y solidaria
con la colectividad, que impulse la participación social. | |