A lo largo de nuestra vida escuchamos diversos capítulos de la historia mexicana; muchos sobre los
héroes intachables de las revoluciones y otros, sobre casos a los que la versión oficial no le interesa
profundizar. De ahí que mientras escuchaba el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el caso Ayotzinapa
experimenté diversos sentimientos, mismos que pueden o no ser muy distantes de lo que los lectores
hayan percibido. No obstante, lo que me parece importante resaltar es que quizá sea la cotidianidad de la
violencia y la constante impunidad, la que permite que ya nos dejen de sorprender las mentiras de
aquellos quienes han hecho uso del poder para aprobar o desaprobar versiones de diversos actores.