Vivimos una situación inédita. Tiempos extraños, amenazantes, confusos, desconcertantes, acaso transformadores. Los espacios y los tiempos se (con)funden y traslapan y los días parecen formar parte de un loop en el que vamos y regresamos dentro de un mismo contexto físico, social y mental, al tiempo que los hogares se convierten mágicamente en oficina, aula, parque, restaurante, cine, cancha deportiva y lo que se pueda. Palabras como contagio, confinamiento, pandemia y cuarentena se vuelven cotidianas para describir una nueva realidad de alcance mundial: la humanidad se repliega ante un virus de origen todavía incierto, convertido en un peligro cierto para la especie humana, a quien enferma sin distingo de raza, condición social o nacionalidad, aunque, como suele suceder, destacan las poblaciones más vulnerables, las usualmente marginadas.