| dc.description | Hablar de los “Yo soy” de Jesús en el Evangelio según san Juan es reconocer el lugar central que le da el Evangelista, puesto que Jesús es ante todo el enviado y revelador del Padre.Antes de llegar a eso, “La problemática General” de este trabajo es una reflexión sobre la crisis que tiene atenazado a todo el cristianismo, incluida la Iglesia Católica:una crisis de la fe;de una fe que quizás no está ya segura de sí misma”. La verdadera solución está en Jesucristo: solo él es el contenido totalizador de nuestra fe y a él se dirige nuestro acto de fe. Esta fe necesita crecer y, para ello, exige el estudio de la propia fe para comprender, de alguna manera, de que se trata, pues nuestro acto de fe tiene que ser intelectualmente honesto y moralmente responsable. Caminar así nos llevara a conocer el Dios al que adoramos, pues Este tiene también una identidad. El Dios de Israel, Dios de los Padres y de Jesucristo, es un Dios que se revela, que se da a conocer. Tiene un nombre y lo dio a conocer a Moisés (y a los israelitas) en la teofanía de la zarza ardiente, de forma muy especial en Ex. 3,14, y también en los oráculos del Deuteroisaías (Is. 43, 10-12; 45,18-22). Su Nombre es Yahveh (YHWH) – “Yo soy el que soy” – o simplemente “Yo soy”. Es su identidad. Como Dios Padre, Jesús, el Cristo es también un “Yo soy”. Esta es su identidad. Al decir “Yo soy”, Jesús se identifica plenamente con el “Yo soy” divino. Con los “Yo soy” de Jesús en este Evangelio de Juan, la fe cristiana atinge su punto más alto y su verdadera especificidad. Jesús nos revela al Padre por medio de su persona, de su palabra y de las obrasque realiza | |
