| dc.description | La educación en Guatemala representa un desafío, pues se sabe que evidentemente presenta muchas carencias, que deben buscar mejorarse con el fin de incentivar el desarrollo económico. La educación es sinónimo de progreso en ese aspecto, ya que conforme las personas se preparan académicamente hablando, pasan a conformar una mano de obra mejor calificada, cuyo capital humano viene a beneficiar a la demanda laboral. Esto, además, repercute en que esa mano de obra reciba entonces un salario mayor y mejor, acorde a su preparación. Este trabajo pretende determinar la incidencia que se da entre la escolaridad y los ingresos de la población ocupada, para el período comprendido del 2018, mediante el modelo de Mincer. A este le fue aplicada la corrección de Heckman, para determinar si se daba sesgo de autoselección. Lo anterior se empleó en una muestra general, del total de la población ocupada, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI), como a cuatro submuestras que distinguían entre género y área geográfica. La importancia del tema relaciona los factores que inciden o condicionan ese ingreso, tales como el área geográfica, género, etnia, experiencia, rendimientos marginales decrecientes de la experiencia, y cada uno de los niveles de escolaridad. Con el aporte de evidencia empírica acorde a esos diferenciales de ingreso se plantean soluciones para motivar a esa población ocupada a alcanzar los mayores niveles de escolaridad. | |
