| dc.description | La política exterior de la Federación Rusa se ha considerado una política en la que su prioridad es maximizar el poder y la seguridad nacional. Desde el imperio ruso y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se considera una potencia mundial. La Rusia post-soviética y sobre todo desde el gobierno de Vladimir Putin, ha revalidado esta condición de potencia en el sistema internacional. Esto gracias a la vasta cantidad de recursos energéticos, hidrocarburos y su capacidad militar. Todo ello, con la base de alta industrialización que dejó la URSS, le permiten a Rusia establecer una influencia que ha sido decisiva en Medio Oriente, sobre todo en favor de sus aliados como Siria e Irán. En el segundo mandato de Putin, la política exterior rusa se enfoca mayormente en materia geopolítica y geoestratégica, con el fin de estrechar relaciones o mejorarlas con países vecinos que traigan consigo resultados a sus intereses, en relación a la seguridad nacional rusa, en primer lugar, y luego en lo económico. En el caso de Irán, el país en el que se enfoca este estudio monográfico, la política exterior en el primer y segundo mandato de Putin, se enfocó en la venta de armas y tecnología, este último, con el fin de apoyar al desarrollo y funcionamiento del programa nuclear como también el desarrollo en las fuerzas armadas iraníes. Asimismo, un interés que han compartido durante varios años, disminuir la influencia estadounidense en la región. Rusia parte de los intereses que adquiere con su política exterior hacia Irán, son mayormente en relación a la seguridad nacional. La venta de armas rusas hacia Irán le permite garantizar en gran medida la seguridad nacional, como también el crecimiento económico, gracias al comercio entre ambos países; todo esto se sustenta también con intercambios intelectuales | |
