| dc.description | La figura de María es un elemento característico del cristianismo católico. A María se le presenta en el imaginario popular especialmente como la santa, poderosa y bondadosa que intercede por nosotros. Ante todo, hay que observar que la cercanía de María con los creyentes no se define por su semejanza con ellos, sino por su capacidad, como alguien de la esfera divina, de venir en ayuda de sus hijos. Muchas manifestaciones devocionales marianas giran alrededor de la súplica, de la fe como entrega confiada en las manos de Dios, de petición de socorro en situaciones extremas de necesidad y angustia. En el conjunto del Nuevo Testamento, el evangelio de Lucas es la fuente en donde se nos describe la figura más atrayente, recia y actual de la Madre del Señor, modelo para nuestro camino de fe, madre valiente que estuvo al lado de Cristo y sigue estando al lado de la Iglesia. María, la que vivió el evangelio y el miembro más insigne de la Iglesia. María es Madre de Jesús, el Mesías, cabeza de la nueva humanidad. Por tanto, ya se intuye que está unida con lazos maternales en la relación al Cuerpo de Cristo, la comunidad de la Iglesia (LG 53,63). Vale la pena decir que al evangelio de Lucas le debemos una serie de rasgos de María, un enriquecimiento de detalles de su figura, que proviene precisamente de un interés por ella como testigo privilegiado no solamente de la vida de Jesús, sino también del significado teológico de esa vida | |
