dc.description | En el transcurso de nuestra vida los seres humanos negociamos sin percatarnos de tal actividad; fungimos como negociadores aunque ello pase desapercibido en nuestro que hacer cotidiano. Ejemplo de ello es cuando negociamos el precio de un producto que deseamos adquirir bajo ciertas condiciones, cuando concertamos una cita con un cliente, cuando organizamos una reunión con nuestros amigos, y hasta cuando queremos ir al cine con nuestra pareja, todo ello implica un proceso de negociación para llegar a un acuerdo. Existen otras negociaciones aún más complejas que requieren un mayor grado de atención, preparación y empeño, como por ejemplo el negociar para obtener un nuevo empleo o un ascenso; el adquirir una casa o un automóvil nuevo; fijar las bases de un matrimonio o las de un probable divorcio; en fin, son innumerables las ocasiones en que una persona tiene que fungir como un negociador para poder llegar a un acuerdo con otra persona que tiene los mismos intereses que nosotros, pero que persigue fines diferentes. Por ello resulta muy importante para toda persona conocer y desarrollar el arte de la negociación. Obviamente esto cobra mayor importancia para un profesional del derecho que en su que hacer diario tiene que estar involucrado en negociaciones de diferente índole, ya que el ejercicio de abogar, significa interceder, hablar en favor de alguien, auxiliar, proteger, representar, asesorar, persuadir, y todos ellos son componentes de una negociación. | |