dc.description | Las prácticas educativas han sido y siguen siendo construidas a partir de la noción moderna colonial/patriarcal/capitalista y su proyecto civilizatorio. En la actualidad, la influencia de los estudios de neuroimagen y los avances en el conocimiento acerca de la mente han exacerbado prescripciones que en el campo educativo reproducen exclusiones. El proceso educativo puede ser entendido, así como un proceso de humanización, es decir, de refuerzo del humanismo antropocentrista que a lo largo de varios siglos ha justificado la anulación de cuerpos racializados, sexualizados y naturalizados, considerados no humanos. Se propone así una crítica-creativa y performativa de dichas nociones, abordando cómo formas particulares de relacionalidad y de producción de conocimiento se encuentran, intra-actúan y producen subjetividades. Esto conlleva ahondar en las bases científicas y filosóficas subyacentes a las nociones hegemónicas de educación y en los planteamientos que posibilitan otras formas de relacionalidad, entendidas como prácticas onto-ético-epistemológicas. Esta investigación se desarrolla por medio de una lectura transdisciplinar guiada por la metodología difractiva como una alternativa para navegar un proyecto crítico de la tradición filosófica moderna sin caer de vuelta en esta y su forma primordialmente dualista y negativa de entender la realidad. Se trata de ir notando qué diferencias adquieren significado y cómo se materializan y para quién en los procesos mismos de investigación buscando la multiplicación y diseminación de potencialidades diferenciales, es decir patrones de interferencia que abonen a una práctica pedagogía menos violenta o más justa. | |