Este trabajo parte de una crítica al modelo institucional de patrimonialización, cuyas prácticas han sido vinculadas a múltiples instancias de violencia, exclusión y despojo. Es por ello que su propósito consiste en elucidar las maneras, si es que existen, en la que resultaría factible poner en valor la cultura desde la vida urbana y la apropiación. Dicha patrimonialización comunitaria es explorada a través del estudio del Barrio de San Antonio, una localidad popular situada en el centro histórico de la ciudad de Puebla, México.
Aunque originalmente se contemplaba el uso extenso de técnicas participativas, las restricciones derivadas de la Pandemia de COVID-19 obligaron a adaptar la metodología a condiciones de interacción limitada. El trabajo, no obstante, incorpora una exposición detallada de ambas versiones, con la finalidad de discutir sus principales ventajas y desafíos, así como los momentos cruciales del proceso de reformulación que suscitó dicha crisis.
Mediante el análisis de algunas historias de vida de habitantes de San Antonio, fue posible concluir que todavía existe allí un notable acervo patrimonial, el cual no ha sido representado hasta ahora en las narrativas institucionales. Sin embargo, también se descubrió que las transformaciones territoriales de las últimas décadas han vulnerado severamente al barrio y comprometido la subsistencia misma de su cultura.
El trabajo, en consecuencia, finaliza con el desarrollo de tres propuestas concretas de patrimonialización. Éstas no sólo atienden la problemática local desde tres escalas de intervención distintas, sino que ilustran el enfoque comunitario del texto a través de escenarios y proyectos afines. Así, se esbozan las principales características de una forma más sostenible, democrática y horizontal de producir patrimonio.