Mientras en muchos países, sobre todo del Norte, las fundaciones son socialmente relevantes y tienen reconocida capacidad de coadyuvar al desarrollo y la consolidación de los procesos democráticos, en Uruguay han sido instituciones históricamente débiles. Ningún marco legal regula su funcionamiento e integración; los pocos estudios realizados sobre ellas son de carácter exclusivamente jurídico; no se sabe exactamente cuántas son ni cuáles son sus actividades. El autor parte de constatar el repliegue del Estado en el terreno de los proyectos sociales y de desarrollo, así como la disminución del aporte financiero que a estos fines llegaba al país procedente de ong, fundaciones y agencias de cooperación del Norte. Repasa luego las definiciones del Tercer Sector y las modalidades -clásicas y nuevas- de fundaciones en Europa y Estados Unidos. Finalmente, describe un proyecto de la Universidad Católica del Uruguay y el Ministerio de Educación y Cultura, que consiste en identificar y relevar el conjuntode fundaciones nacionales para culminar en la elaboración de la Primera guía uruguaya de fundaciones.