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Durante las últimas dos décadas, especialmente a partir de la crisis de la deuda externa, América Latina ha abordado un proceso intenso de reformas económicas. En líneas generales, tanto el proceso de ajuste económico como la reorientación de las políticas públicas se han alineado con el mainstream económico predominante a partir de los ochenta: el liberalismo. En la difusión de este nuevo modelo de desarrollo orientado hacia el mercado, las agencias multilaterales de crédito (BM, FMI, BID) han jugado un papel muy importante. Sin embargo, no siempre la reforma de las diversas políticas sectoriales ha obedecido automáticamente las prescripciones derivadas del Consenso de Washington. El objetivo de este artículo es, precisamente, analizar cuáles han son los factores políticos que intervienen en la dinámica del conocimiento especializado en general y, más específicamente, en los procesos de transferencia de políticas a partir de las instituciones financieras internacionales. Para profundizar en este problema teórico se estudia el caso de la reforma educativa en Uruguay (1995-1999), una de las más importantes modificaciones estructurales realizadas en este país durante los últimos quince años. Tanto en su financiación como en su implementación, el BM y el BID jugaron un papel fundamental. Sin embargo, la orientación de la reforma no fue “importada” desde estas agencias. Muy por el contrario, el nuevo policy paradigm es fruto de un largo y complejo proceso de acumulación endógena de conocimiento especializado en el campo de la política educativa.