La discusión sobre la educación inicial debe ser parte de una reflexión general sobre las orientaciones de política social, en especial porque las situaciones de pobreza se concentran en los grupos de población más jóvenes. Si bien actualmente hay consenso en extenderla educación inicial, ello se plantea con finalidades diversas y en un marco que presenta indefiniciones conceptuales y operativas y descoordinación en el plano institucional. El autor defiende la necesidad de articular programas progresivamente universales con alternativas focalizadas, como forma de evitar tanto la formulación de metas inalcanzables como la estigmatización resultante de los programas “para pobres”.