Este trabajo de grado pretende poner de relieve el papel de las redes sociales en los conflictos contemporáneos, utilizando Facebook y el genocidio rohingya en Myanmar como caso de estudio. Comienza con una breve contextualización de la configuración étnica en Myanmar y la época de la colonización británica, que fueron factores determinantes en la formación de conflictos étnicos en el país y facilitaron la creación de un enemigo común: los rohingyas, una minoría étnica musulmana en un país mayoritariamente budista.
Posteriormente, explica cómo se ha extendido la violencia y la discriminación contra los rohingyas por parte de las Fuerzas Armadas y los grupos ultranacionalistas budistas, incluido el acoso y la persecución a través de medios tradicionales como pancartas, radio y periódicos. Con el paso del tiempo y la apertura económica de 2011, llegó a Myanmar la red social Facebook, que rápidamente se convirtió en el sitio de información preferido por los birmanos y, poco a poco, en una herramienta utilizada por las Fuerzas Armadas y los monjes budistas para difundir discursos de odio hacia los rohingyas.
Facebook no contaba con traductores que verificaran si lo que se publicaba transmitía una narrativa de odio, además, el algoritmo de esta red social facilitaba la creación de cámaras de eco que motivaban a los usuarios a participar de los grupos que difundían el discurso de odio contra los rohingyas. Lo grave de este problema, fue que estos mensajes no solo quedaron en la red social, sino que se exacerbaban también las acciones fuera de la virtualidad, lo que llevó a ataques y miles de muertes de miembros de este grupo étnico.
Cuando se difundieron los Facebook papers en 2016, después del estallido del escándalo de la influencia de Facebook en las elecciones de Estados Unidos de ese año, se descubrió que la compañía tenía conocimiento de que su algoritmo estaba facilitando la difusión del discurso de odio contra los rohingyas y a pesar de esto, la compañía no tomó medidas realmente efectivas para mitigar esta problemática. Facebook o Meta como se conoce actualmente, se ha enfretado a varias demandas internacionales por participar del genocidio rohingya en Myanmar pero ninguna ha tenido implicaciones importantes. Por otro lado, Facebook tampoco ha dado una indeminización a la compense a la comunidad víctima, sin embargo, aunque se crea que Facebook ha salido victorioso de estos escándalos, su golpe más duro lo ha recibido a nivel reputacional.