El planteamiento girardiano sobre la experiencia humana como un conjunto de estados de furor e inquietud en el que se sumergen los vínculos sociales, plantea el acceso a un tipo de experiencias que no se terminan de revelar completamente debido a nuestros paradigmas cognitivos predominantes, que ignoran la injerencia mimética sobre lo colectivo y lo individual, lo activo y lo pasivo, la causa y el efecto, la estructura y la agencia, etcétera (Girard, 1978/2010). De este modo, junto a un recorrido pormenorizado del pensamiento del autor, examiné los mismos principios de autonomía y autosuficiencia que predominan en una cultura competitiva en donde los modelos de prestigio todavía son estratégicos para el diseño, la producción, la comercialización y el consumo de bienes. Así, confirmé prerrogativas dominantes que apenas se hacen discernibles para aquellos individuos que conviven con directrices miméticas de ámbitos basados en la depreciación y renovación de dinámicas económicas predominantes.
El imperativo propio de la investigación que me propuse, corrió en paralelo a las aspiraciones girardianas de conversión y discernimiento de una mímesis fecunda que no responda al fuego cruzado de las hostilidades rivales ni al sentimiento de no retorno que instala el escalamiento de los antagonismos competitivos.