El conocimiento científico en general y el de las ciencias histórico-sociales en particular se encuentra fatalmente determinado por las leyes del mercado, no solo por su articulación a la gran industria, sino, sobre todo, porque su forma de producción es la misma de la producción mercantil. A partir de esta premisa, este texto propone para la discusión la tesis siguiente: la producción de conocimiento en las ciencias histórico-sociales está atravesada por las mismas contradicciones y límites inherentes al funcionamiento de la economía capitalista.