La Iglesia tiene que ir afrontando nuevas situaciones y buscando dentro de ellas la mejor manera de realizar la misión confiada por el Padre. Las circunstancias de nuestro pueblo van variando tremendamente: el influjo de una nueva civilización alcanzando cada vez a todas las capas de la sociedad. Muchísimos campesinos van emigrando a la ciudad, y aun los que permanecen en el campo ven afectada su cultura y ambiente en múltiples maneras. Son indispensables transformaciones profundas en la organización de la sociedad a fin de que responda más adecuadamente a las necesidades de todos sus componentes en la justicia y la equidad. Y, sobre todo, tales transformaciones habrán de favorecer a los sectores más necesitados. Pero para ser verdaderas no pueden llevarse a cabo sin la misma participación activa de dichos sectores. Todo lo anterior constituye un inmenso reto para la pastoral popular. Y de eso trata el actual número de Christus: de las implicaciones pastorales en los términos de la religiosidad popular.