La permanente exigencia de hacer de Jesucristo no sólo la fuerza vital de la existencia personal, sino de toda la humanidad como pueblo peregrino ha atraído poderosamente por un incierto futuro y nos impulsa nuevamente a dedicar el primer número de este año a la inagotable riqueza de nuestro Señor Jesús. Es, por tanto, en torno a él que versarán los temas de los artículos que verán contenidos aquí nuestras estimadas lectoras y lectores.