La expansión del prefijo «post» en nuestras disciplinas ha ido alterando las
certezas que daban sentido a nuestra comprensión del mundo. En los últimos años, esa expansión se ha incrementado y la manera de relacionarnos con el tiempo no ha sido una excepción: ha venido por nosotros un «postpresente». Tiempo que transcurre sin volverse pasado o futuro, en el que persiste el presente en transformación. El texto se propone una exploración sobre las experiencias que confluyen en esta temporalidad, su acento en el tránsito y el cambio de perspectiva que lleva consigo.