Ruinas sobre ruinas

Abstract

Enfocarse en lo ordinario permite descubrir la belleza de lugares que se han convertido en una huella del tiempo y una parte efímera de lo que alguna vez fue Bogotá; paisaje citadino que posiblemente en un futuro dejará de existir.

Bogotá, una ciudad configurada por las migraciones, es el ejemplo perfecto de los movimientos de historias que dan vida a las grandes ciudades. Desde su configuración territorial, su evolución urbanística ha sido evidenciada por quienes han estado presentes en el día a día. En el paisaje urbano se destacan elementos arquitectónicos que son fundamentales para su valor perceptual e identificación de la memoria urbana.

Una relación inseparable entre arte, memoria y archivo, muchos de ellos como sujetos u objetos pasivos, y otros por el contrario serán los sujetos que den vida a todo el arraigo histórico y vivencial que configura el territorio de una ciudad como Bogotá. Esta relación, además, genera una conexión entre el pasado y el presente de todos los habitantes y transeúntes, con lo que se desatan emociones y sensaciones que involucran a extraños en los diferentes relatos de los espacios.

Toda esta línea de tiempo ha repercutido en la creación de la urbe formada por diversos elementos. Es posible encontrar rezagos de épocas que atravesaron el espacio físico, reflejos de planes territoriales que avanzan a la par de las necesidades de los habitantes, sin tener en cuenta la historia de quiénes antecedieron. Por lo que, seguramente, se seguirá construyendo sobre ruinas y estas a su vez serán las ruinas de intereses que aún no llegan.