El desarrollo de las élites republicanas para la Colombia del siglo XIX ha sido ampliamente estudiado desde diferentes enfoques historiográficos, como los estudios de configuración estatal, la historia de las ideas y, más recientemente, desde el amplio espectro de la historia cultural. Con el propósito central de superar las divisiones empíricas impuestas por éstos diferentes enfoques, y adoptando una perspectiva metodológica dada por la obra del sociólogo Nolbert Elías, este estudio se propuso analizar la configuración de los patrones de conducta de las dos primeras generaciones de la incipiente élite nacional. Esto dándole un especial protagonismo al fenómeno de los manuales de urbanidad en el país, con la finalidad de entender las dinámicas de interdependencia entre estructuras emocionales, cambios en las pautas de comportamiento y cambios en la estructura social. A partir de ello el estudio comprendió que, para las élites colombianas del siglo XIX, educarse en las normas de cortesanía y buenos modales (esfuerzo endógeno que aparece con el catecismo de urbanidad de Rufino Cuervo Barreto por primera vez en 1833), fueron formas de autorregulación que les permitieron a los individuos de élite, al mismo tiempo que configuraban un círculo social diferenciado, distanciarse radicalmente de los hábitos y costumbres que consideraban cómo bárbaras y pertenecientes sólo a las capas inferiores de la sociedad.