El artículo se concentra en el cambio de la ciudad industrial a la metrópolis comunicacional y en el consecuente cambio de sus habitantes que se adaptan y renuevan a las nuevas condiciones. Este proceso favorece el surgir de un nuevo sujeto (multividuo) que cambia su visión del mundo y transforma los escenarios urbanos en lugares fragmentarios y musicales (soundscape). Este cambio es posible sólo gracias a la reapropiación performática de algunos espacios urbanos por parte de artistas y públicos dispuestos a profanar algunos escenarios destinados a fines institucionales o funcionales al desarrollo de la ciudad. En estos espacios el soundscape y el bodyscape interactúan desarrollando nuevos significados y nuevos sentidos en política.