La obra artística audiovisual ha estado presente a lo largo de la historia como una de las formas de arte más utilizadas para expresar ideas y transmitir sentimientos. Pasando por las óperas clásicas, con la aparición del cine en el siglo XX y llegando hasta la actualidad, este modo de expresión artística ha tomado diversas formas valiéndose de diferentes formatos, medios, herramientas y discursos, tanto en la parte sonora como en la visual. Uno de los ejemplos actuales más comunes de esta colaboración entre sonido e imagen es el video musical, un filme de corta duración donde una pieza musical es acompañada por un material visual. Desde su popularización, durante la década de 1980, este medio ha evolucionado en distintos aspectos, llegando incluso a concebirse videos musicales donde la imagen no solamente acompaña a la música si no que la complementa, llevando a otro nivel las posibilidades artísticas, narrativas y perceptivas. Esto da pie a que el video musical se convierta en un medio para contar historias que van más allá de la narrativa musical y que permiten elaborar de diferentes maneras, literales o figuradas, distintas ideas, narraciones o incluso evocar sentimientos y sensaciones particulares. A partir de esto nace la ¡dea de un proyecto donde la composición de la imagen y del sonido es simultánea y simbiótica: donde una historia acerca del hombre, el dios, la muerte y la nueva vida, es contada en seis capítulos que hacen parte y conforman el filme Refracción.