Pertenezco a un grupo de personas para las que aún no es compresible por qué nos pasa lo que nos pasa como nación. En más de 60 años, el conflicto colombiano se ha transformado a sí mismo y al país varias veces. Aun así, hay algo que ha permanecido constante durante todos sus ciclos: la violencia directa que éste produce y el uso de ella como única posibilidad de narrar al conflicto. Sin embargo, la expresión violencia, usada con vehemencia desde hace algo más de un siglo, no termina de decir nada.