"La fidelidad al testimonio de la fe y al magisterio eclesial, no enajena al teólogo de su tarea, ni resta a éste nada de su irrenunciable autonomía. MagiSterio y teología tienen distintas tareas que cumplir. Por eso no pueden ser reducidas la una a la otra. No obstante ambas sirven a la misma totalidad" (Juan Pablo 11.18 de noviembre 1980).