Entendiendo en primera instancia el laboratorio como la realidad misma de experimentar entorno al concepto de la paz, encuentro la necesidad de intervenir en medio de procesos de pos acuerdo del país a las relaciones no solo entre individuos sino de ellos con sus territorios. Vínculo que cobra sentido desde las dinámicas de poder existentes en torno al uso y manejo de los potenciales territoriales. Surge entonces la pregunta de cómo es posible que los individuos logren hacer las paces con su territorio para con ello contener y contrarrestar las consecuencias de los múltiples conflictos asociados al uso y manejo de los mismos y se toman las comunidades de paz como actores ejemplares de reconciliación en estos procesos.
Así pues, se profundiza en el caso particular de Santa Cruz de Lorica, ubicado en el departamento de Córdoba, desde las experiencias y lecciones de la comunidad de paz ASPROCIG y se determina la ronda del río Sinú como área de intervención, partiendo de una variable contextual: la condición anfibia de este territorio, que enmarca una relación directa con el río Sinú, la Ciénaga Juan Lara y el casco urbano.
Es así cómo, desde la noción de laboratorio como espacio para experimentar; que se encuentra que es en el espacio público donde lo cotidiano, el pueblo y la familia, elementos claves en la construcción de paz, pueden confluir.