Bien es sabido que en la actualidad, donde se evidencian crisis, el consumidor
juega un papel fundamental y crucial en la economía, tanto como el oferente, en el
entendido en que al adquirir bienes y servicios procura, en suma, su dinamización y
progreso que, junto a otros elementos no menos importantes de carácter mercantil,
genera un sistema económico más saludable. Ese entendimiento ha hecho que en
países como el nuestro se comiencen a desarrollar a partir de lo ya construido, por
vía legal, múltiples avances en procura de la protección y, en particular, incentivos
al consumidor para la adquisición de las ofertas del mercado, con el fin último de
generar su avance.