"Hace cinco años cuando entre a la universidad era muy común escuchar a los profesores decir cosas como: ""La arquitectura es un estilo de vida"" o ""su forma de ver la realidad cambiara, se agudizara"". Supongo que eso pasa cuando uno entra a estudiar cualquier carrera. El reconocimiento de este fenómeno en mi existencia llego el día que entre a la casa de mi abuela y me di cuenta que contradecía los principios de diseño que me enseñaban en la universidad, circulaciones cruzadas, acabados hechizos, espacios servidos y servidores mezclados, grietas y humedad, pero así es y así funciona, y son todos esos detalles los que cuentan quien es mi familia ¿Podría yo desde mi posición de estudiante de arquitectura optimizar el funcionamiento de este lugar? Con esa pregunta en mente fue como hice de la casa de mi abuela y su evolución en el tiempo el tema de mi trabajo de grado, y tengo que confesar que no fue fácil insertar esta temática en una de las problemáticas definidas por el departamento, y fue difícil porque ni siquiera estaba segura de si alguien más percibía los mismos problemas que yo, hasta donde yo sabía todos estaban felices con el statu quo, pero no lo podía dejar ir, ya todo esto era muy personal."