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Don José Manuel Marroquín, tan controvertido por sus actua- ciones políticas como admirado por sus dotes de escritor castizo y ameno, no ha sido suficientemente estudiado como filólogo ni como pedagogo, especialmente en el campo de la enseñanza de la lengua materna. Sus opiniones a este respecto son generalmente tan acerta- das que sorprenden al lector de hoy cuando las contrasta con las que eran corrientes en su época. Valdría la pena estudiar sistemática- mente, a través de su obra toda, las doctrinas pedagógicas del señor de Yerbabuena, así como su ejercicio magisterial en la cátedra y el libro.
